La zapatera prodigiosa
La zapatera prodigiosa de Federico García Lorca
NIÑO (temerosamente) Gente de paz.
ZAPATERA (abriendo) ¿Eres tu? (Melosa y conmovida)
NIÑO Sí, señora Zapaterita. ¿Estaba usted llorando?
ZAPATERA No, es que un mosco de esos que hacen piiiii me ha picado en este ojo.
NIÑO ¿Quiere usted que le sople?
ZAPATERA No, hijo mío, ya se me ha pasado... (Le acaricia.) ¿Y qué es lo que quieres?
NIÑO Vengo con estos zapatos de charol, costaron cinco duros, para que los arregle su marido. Son de mi hermana la grande, la que tiene el cutis fino y se pone dos lazos, que tiene dos, un día uno y otro día otro, en la cintura.
ZAPATERA Déjalos ahí, ya los arreglarán.
NIÑO Dice mi madre que tenga cuidado de no darle muchos martillazos, que el charol es muy delicado, para que no se estropee el charol.
ZAPATERA Dile a tu madre que ya sabe mi marido lo que tiene que hacer, y que así supiera ella aliñar con laurel y pimienta un buen guiso como mi marido componer zapatos.
NIÑO (haciendo pucheros) No se disguste usted conmigo, que yo no tengo la culpa y todos los días estudio muy bien la gramática.
ZAPATERA (dulce) ¡Hijo mío! ¡Prenda mía! ¡Si contigo no es nada! (Lo besa.) Toma este muñequito, ¿te gusta? Pues llévatelo.
NIÑO Me lo llevaré, porque como yo sé que usted no tendrá nunca niños...
ZAPATERA ¿Quién te dijo eso?
NIÑO Mi madre lo hablaba el otro día, diciendo: la zapatera no tendrá hijos, y se reían mis hermanas y la comadre Rafaela.
ZAPATERA (nerviosamente) ¿Hijos? Puede que los tenga más hermosos que todas ellas y con más arranque y más honra, porque tu madre... es menester que sepas...
NIÑO ¡Tome usted el muñequito, no lo quiero!
ZAPATERA (reaccionando ) No, no, guárdalo, hijo mío... ¡Si contigo no es nada!
(Aparece por la izquierda el Zapatero. Viste traje de terciopelo con botones de plata, pantalón corto y corbata roja. Se dirige al banquillo.)
ZAPATERA ¡Válgate Dios!
NIÑO (asustado) ¡Ustedes se conserven bien! ¡Hasta la vista! ¡Que sea enhorabuena! ¡Deo gratias! (Sale corriendo por la calle.)
ZAPATERA Adiós, hijito. Si hubiera reventado antes de nacer no estaría pasando estos trabajos y estas tribulaciones. !Ay dinero, dinero!, sin manos y sin ojos debería haberse quedado el que te inventó.
ZAPATERO (en el banquillo) ¿Mujer, qué estás diciendo... ?
ZAPATERA ¡Lo que a ti no te importa!
ZAPATERO A mí no me importa nada de nada. Ya sé que tengo que aguantarme.
ZAPATERA También me aguanto yo... piensa que tengo dieciocho años.
ZAPATERO Y yo... cincuenta y tres. Por eso me callo y no me disgusto contigo... ¡demasiado sé yo...! Trabajo para ti . .. y sea lo que Dios quiera ...
ZAPATERA (Esta de espaldas a su marido y se vuelve y avanza tierna y conmovida) ¡Eso no, hijo mío... no digas...!
ZAPATERO ¡Pero, ay, si tuviera cuarenta años o cuarenta y cinco, siquiera...! (Golpea furiosamente un zapato con el martillo.)
ZAPATERA (enardecida) Entonces yo sería tu criada, ¿no es eso? Si una no puede ser buena... ¿Y yo? ¿es que no valgo nada?
ZAPATERO Mujer... repórtate.
ZAPATERA ¿Es que mi frescura y mi cara no valen todos los dineros de este mundo?
ZAPATERO ¡Mujer . .. ;que te van a oír los vecinos!
ZAPATERA ¡Maldita hora, maldita hora, en que hice caso a mi compadre Manuel.
ZAPATERO ¿Quieres que te eche un refresquito de limón?
ZAPATERA ¡Ay, tonta, tonta, tonta! (Se golpea la frente.) Con tan buenos pretendientes como yo he tenido.
ZAPATERO (queriendo suavizar) Eso dice la gente.
ZAPATERA ¿La gente? Por todas partes se sabe. Lo mejor de estas vegas. Pero el que más me gustaba a mí de todos era Emiliano... tú lo conociste... Emiliano, que venía montado en una jaca negra, llena de borlas y espejitos, con una varilla de mimbre en su mano y unas espuelas de cobre reluciente. ¡Y que capa traía por el invierno! ¡Qué vueltas de pana azul y qué agremanes de seda!
ZAPATERO Así tuve yo una también.. . son unas capas preciosísimas.
ZAPATERA ¿Tu? ¡Tú que ibas a tener ...! ¿Pero, por qué te haces ilusiones? Un zapatero no se ha puesto en su vida una prenda de esa clase...
ZAPATERO Pero, mujer, ¿no estás viendo ...?
ZAPATERA (interrumpiéndole) También tuve otro pretendiente... (El Zapatero golpea fuertemente el zapato.) Aquél era medio señorito... tendría dieciocho años, ¡se dice muy pronto! ¡Dieciocho años! (El Zapatero se revuelve inquieto.)
ZAPATERO También los tuve yo.
ZAPATERA Tú no has tenido en tu vida dieciocho años.. Aquél sí que los tenía y me decía unas cosas.. Verás . . .
ZAPATERO (golpeando furioso) ¿Te quieres callar? Eres mi mujer, quieras o no quieras, y yo soy tu esposo. Estabas pereciendo sin camisa, ni hogar. Por qué me has querido. ¡Fantasiosa, fantasiosa, fantasiosa!
ZAPATERA (levantándose) ¡Cállate! No me hagas hablar más de lo prudente y ponte a tu obligación. ¡Parece mentira! (Dos vecinas con mantillas cruzan la ventana sonriendo.) ¿Quién me lo iba a decir, viejo pellejo, que me ibas a dar tal pago? ¡Pégame, si te parece, anda, tírame el martillo!
ZAPATERO ¡Ay, mujer... no me des escándalos, mira que viene la gente! ¡Ay, Dios mío! (Las dos vecinas vuelven a cruzar.)
ZAPATERA Yo me he rebajado. ¡Tonta, tonta, tonta! Maldito sea mi compadre Manuel, maldito sean los vecinos, tonta, tonta, tonta. (Sale golpeándose la cabeza.)
ZAPATERO (mirándose en un espejo y contándose las arrugas) Una, dos, tres, cuatro... y mil. (Guarda el espejo.) Pero me está muy bien empleado, sí, señor. Porque vamos a ver: ¿por qué me habré casado? Yo debí haber comprendido, después de leer tantas novelas, que las mujeres les gustan a todos los hombres, pero todos los hombres no les gustan a todas las mujeres. ¡Con lo bien que yo estaba! Mi hermana, mi hermana tiene la culpa, mi hermana que se empeñó: "que si te vas a quedar solo", "que si qué sé yo que". Y esto es mi ruina. ¡Mal rayo parta a mi hermana, que en paz descanse! (Fuera se oyen voces.) ¿Qué será?
VECINA ROJA (en la ventana y con brío. La acompañan sus hijas del mismo color) Buenas tardes.
ZAPATERO (rascándose la cabeza) Buenas tardes.
VECINA Dile a tu mujer que salga. Niñas, ¿queréis no llorar más? ¡Que salga, a ver si por delante de mí casca tanto como por detrás!
ZAPATERO Ay, vecina de mi alma, no me dé usted escándalos, ¡por los clavitos de Nuestro Señor! ¿Qué quiere usted que yo le haga? Pero comprenda mi situación: toda la vida temiendo casarme... porque casarse es una cosa muy seria, y, a última hora, ya lo está usted viendo.
VECINA ¡Qué lástima de hombre! ¡Cuánto mejor le hubiera ido a usted casado con gente de su clase! .. Estas niñas, pongo por caso, u otras del pueblo...
ZAPATERO Y mi casa no es casa. ¡Es un guirigay!
VECINA ¡Se arranca el alma! Tan buenísima sombra como ha tenido usted toda su vida.
ZAPATERO (mira por si viene su mujer) Anteayer... despedazó el jamón que teníamos guardado para estas Pascuas y nos lo comimos entero. Ayer estuvimos todo el día con unas sopas de huevos y perejil: bueno, pues porque protesté de esto, me hizo beber tres vasos seguidos de leche sin hervir.
VECINA ¡Qué fiera!
ZAPATERO Así es, vecinita de mi corazón, que le agradecería en el alma que se retirase.
VECINA ¡Ay, si viviera su hermana! Aquélla si que era...
ZAPATERO Ya ves... y de camino llévate tus zapatos que están arreglados. (Por la puerta de la izquierda asoma la zapatera, que detrás de la cortina espía la escena sin ser vista.)
VECINA (mimosa) ¿Cuánto me vas a llevar por ellos?... Los tiempos van cada vez peor.
ZAPATERO Lo que tú quieras... Ni que tire por allí ni que tire por aquí...
VECINA (dando en el codo a sus hijas) ¿Están bien en dos pesetas?
ZAPATERO ¡Tú dirás!
VECINA Vaya... ¡Te daré una...!
ZAPATERA (Saliendo furiosa) ¡Ladrona! (Las mujeres chillan y se asustan.) ¿Tienes valor de robar a este hombre de esta manera? (A su marido.) Y tu, ¿dejarte robar? Vengan los zapatos. Mientras no nos des por ellos diez pesetas, aquí se quedan.
VECINA ¡Lagarta, lagarta!
ZAPATERA ¡Mucho cuidado con lo que estás diciendo!
NIÑAS Ay, vámonos, vámonos, ¡por Dios!
VECINA ¡Bien despachado vas de mujer, que te aproveche! (Se van rápidamente. El Zapatero cierra la ventana y la puerta)
Texto representado por Míriam, Fran, Pepe, Mª Luisa, Aitor y María de Taller de teatro de 2º de ESO. También lo representaron Carmen, Juan Diego, José Manuel, Sandra, Ana Isabel y José de 4º de ESO B.
NIÑO (temerosamente) Gente de paz.
ZAPATERA (abriendo) ¿Eres tu? (Melosa y conmovida)
NIÑO Sí, señora Zapaterita. ¿Estaba usted llorando?
ZAPATERA No, es que un mosco de esos que hacen piiiii me ha picado en este ojo.
NIÑO ¿Quiere usted que le sople?
ZAPATERA No, hijo mío, ya se me ha pasado... (Le acaricia.) ¿Y qué es lo que quieres?
NIÑO Vengo con estos zapatos de charol, costaron cinco duros, para que los arregle su marido. Son de mi hermana la grande, la que tiene el cutis fino y se pone dos lazos, que tiene dos, un día uno y otro día otro, en la cintura.
ZAPATERA Déjalos ahí, ya los arreglarán.
NIÑO Dice mi madre que tenga cuidado de no darle muchos martillazos, que el charol es muy delicado, para que no se estropee el charol.
ZAPATERA Dile a tu madre que ya sabe mi marido lo que tiene que hacer, y que así supiera ella aliñar con laurel y pimienta un buen guiso como mi marido componer zapatos.
NIÑO (haciendo pucheros) No se disguste usted conmigo, que yo no tengo la culpa y todos los días estudio muy bien la gramática.
ZAPATERA (dulce) ¡Hijo mío! ¡Prenda mía! ¡Si contigo no es nada! (Lo besa.) Toma este muñequito, ¿te gusta? Pues llévatelo.
NIÑO Me lo llevaré, porque como yo sé que usted no tendrá nunca niños...
ZAPATERA ¿Quién te dijo eso?
NIÑO Mi madre lo hablaba el otro día, diciendo: la zapatera no tendrá hijos, y se reían mis hermanas y la comadre Rafaela.
ZAPATERA (nerviosamente) ¿Hijos? Puede que los tenga más hermosos que todas ellas y con más arranque y más honra, porque tu madre... es menester que sepas...
NIÑO ¡Tome usted el muñequito, no lo quiero!
ZAPATERA (reaccionando ) No, no, guárdalo, hijo mío... ¡Si contigo no es nada!
(Aparece por la izquierda el Zapatero. Viste traje de terciopelo con botones de plata, pantalón corto y corbata roja. Se dirige al banquillo.)
ZAPATERA ¡Válgate Dios!
NIÑO (asustado) ¡Ustedes se conserven bien! ¡Hasta la vista! ¡Que sea enhorabuena! ¡Deo gratias! (Sale corriendo por la calle.)
ZAPATERA Adiós, hijito. Si hubiera reventado antes de nacer no estaría pasando estos trabajos y estas tribulaciones. !Ay dinero, dinero!, sin manos y sin ojos debería haberse quedado el que te inventó.
ZAPATERO (en el banquillo) ¿Mujer, qué estás diciendo... ?
ZAPATERA ¡Lo que a ti no te importa!
ZAPATERO A mí no me importa nada de nada. Ya sé que tengo que aguantarme.
ZAPATERA También me aguanto yo... piensa que tengo dieciocho años.
ZAPATERO Y yo... cincuenta y tres. Por eso me callo y no me disgusto contigo... ¡demasiado sé yo...! Trabajo para ti . .. y sea lo que Dios quiera ...
ZAPATERA (Esta de espaldas a su marido y se vuelve y avanza tierna y conmovida) ¡Eso no, hijo mío... no digas...!
ZAPATERO ¡Pero, ay, si tuviera cuarenta años o cuarenta y cinco, siquiera...! (Golpea furiosamente un zapato con el martillo.)
ZAPATERA (enardecida) Entonces yo sería tu criada, ¿no es eso? Si una no puede ser buena... ¿Y yo? ¿es que no valgo nada?
ZAPATERO Mujer... repórtate.
ZAPATERA ¿Es que mi frescura y mi cara no valen todos los dineros de este mundo?
ZAPATERO ¡Mujer . .. ;que te van a oír los vecinos!
ZAPATERA ¡Maldita hora, maldita hora, en que hice caso a mi compadre Manuel.
ZAPATERO ¿Quieres que te eche un refresquito de limón?
ZAPATERA ¡Ay, tonta, tonta, tonta! (Se golpea la frente.) Con tan buenos pretendientes como yo he tenido.
ZAPATERO (queriendo suavizar) Eso dice la gente.
ZAPATERA ¿La gente? Por todas partes se sabe. Lo mejor de estas vegas. Pero el que más me gustaba a mí de todos era Emiliano... tú lo conociste... Emiliano, que venía montado en una jaca negra, llena de borlas y espejitos, con una varilla de mimbre en su mano y unas espuelas de cobre reluciente. ¡Y que capa traía por el invierno! ¡Qué vueltas de pana azul y qué agremanes de seda!
ZAPATERO Así tuve yo una también.. . son unas capas preciosísimas.
ZAPATERA ¿Tu? ¡Tú que ibas a tener ...! ¿Pero, por qué te haces ilusiones? Un zapatero no se ha puesto en su vida una prenda de esa clase...
ZAPATERO Pero, mujer, ¿no estás viendo ...?
ZAPATERA (interrumpiéndole) También tuve otro pretendiente... (El Zapatero golpea fuertemente el zapato.) Aquél era medio señorito... tendría dieciocho años, ¡se dice muy pronto! ¡Dieciocho años! (El Zapatero se revuelve inquieto.)
ZAPATERO También los tuve yo.
ZAPATERA Tú no has tenido en tu vida dieciocho años.. Aquél sí que los tenía y me decía unas cosas.. Verás . . .
ZAPATERO (golpeando furioso) ¿Te quieres callar? Eres mi mujer, quieras o no quieras, y yo soy tu esposo. Estabas pereciendo sin camisa, ni hogar. Por qué me has querido. ¡Fantasiosa, fantasiosa, fantasiosa!
ZAPATERA (levantándose) ¡Cállate! No me hagas hablar más de lo prudente y ponte a tu obligación. ¡Parece mentira! (Dos vecinas con mantillas cruzan la ventana sonriendo.) ¿Quién me lo iba a decir, viejo pellejo, que me ibas a dar tal pago? ¡Pégame, si te parece, anda, tírame el martillo!
ZAPATERO ¡Ay, mujer... no me des escándalos, mira que viene la gente! ¡Ay, Dios mío! (Las dos vecinas vuelven a cruzar.)
ZAPATERA Yo me he rebajado. ¡Tonta, tonta, tonta! Maldito sea mi compadre Manuel, maldito sean los vecinos, tonta, tonta, tonta. (Sale golpeándose la cabeza.)
ZAPATERO (mirándose en un espejo y contándose las arrugas) Una, dos, tres, cuatro... y mil. (Guarda el espejo.) Pero me está muy bien empleado, sí, señor. Porque vamos a ver: ¿por qué me habré casado? Yo debí haber comprendido, después de leer tantas novelas, que las mujeres les gustan a todos los hombres, pero todos los hombres no les gustan a todas las mujeres. ¡Con lo bien que yo estaba! Mi hermana, mi hermana tiene la culpa, mi hermana que se empeñó: "que si te vas a quedar solo", "que si qué sé yo que". Y esto es mi ruina. ¡Mal rayo parta a mi hermana, que en paz descanse! (Fuera se oyen voces.) ¿Qué será?
VECINA ROJA (en la ventana y con brío. La acompañan sus hijas del mismo color) Buenas tardes.
ZAPATERO (rascándose la cabeza) Buenas tardes.
VECINA Dile a tu mujer que salga. Niñas, ¿queréis no llorar más? ¡Que salga, a ver si por delante de mí casca tanto como por detrás!
ZAPATERO Ay, vecina de mi alma, no me dé usted escándalos, ¡por los clavitos de Nuestro Señor! ¿Qué quiere usted que yo le haga? Pero comprenda mi situación: toda la vida temiendo casarme... porque casarse es una cosa muy seria, y, a última hora, ya lo está usted viendo.
VECINA ¡Qué lástima de hombre! ¡Cuánto mejor le hubiera ido a usted casado con gente de su clase! .. Estas niñas, pongo por caso, u otras del pueblo...
ZAPATERO Y mi casa no es casa. ¡Es un guirigay!
VECINA ¡Se arranca el alma! Tan buenísima sombra como ha tenido usted toda su vida.
ZAPATERO (mira por si viene su mujer) Anteayer... despedazó el jamón que teníamos guardado para estas Pascuas y nos lo comimos entero. Ayer estuvimos todo el día con unas sopas de huevos y perejil: bueno, pues porque protesté de esto, me hizo beber tres vasos seguidos de leche sin hervir.
VECINA ¡Qué fiera!
ZAPATERO Así es, vecinita de mi corazón, que le agradecería en el alma que se retirase.
VECINA ¡Ay, si viviera su hermana! Aquélla si que era...
ZAPATERO Ya ves... y de camino llévate tus zapatos que están arreglados. (Por la puerta de la izquierda asoma la zapatera, que detrás de la cortina espía la escena sin ser vista.)
VECINA (mimosa) ¿Cuánto me vas a llevar por ellos?... Los tiempos van cada vez peor.
ZAPATERO Lo que tú quieras... Ni que tire por allí ni que tire por aquí...
VECINA (dando en el codo a sus hijas) ¿Están bien en dos pesetas?
ZAPATERO ¡Tú dirás!
VECINA Vaya... ¡Te daré una...!
ZAPATERA (Saliendo furiosa) ¡Ladrona! (Las mujeres chillan y se asustan.) ¿Tienes valor de robar a este hombre de esta manera? (A su marido.) Y tu, ¿dejarte robar? Vengan los zapatos. Mientras no nos des por ellos diez pesetas, aquí se quedan.
VECINA ¡Lagarta, lagarta!
ZAPATERA ¡Mucho cuidado con lo que estás diciendo!
NIÑAS Ay, vámonos, vámonos, ¡por Dios!
VECINA ¡Bien despachado vas de mujer, que te aproveche! (Se van rápidamente. El Zapatero cierra la ventana y la puerta)
Texto representado por Míriam, Fran, Pepe, Mª Luisa, Aitor y María de Taller de teatro de 2º de ESO. También lo representaron Carmen, Juan Diego, José Manuel, Sandra, Ana Isabel y José de 4º de ESO B.
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