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Coeducajanda

Los títeres de cachiporra

Los títeres de cachiporra Los títeres de cachiporra de Federico García Lorca
Sonarán dos clarines y un tambor. Por donde se quiera, saldrá Mosquito. El Mosquito es un personaje misterioso, mitad duende, mitad martinico, mitad insecto. Representa la alegría del vivir libre, y la gracia y la poesía del pueblo andaluz. Lleva una trompetilla de feria.

MOSQUITO¡Hombres y mujeres! Atención. Niño, cierra esa boquita, y tú, muchacha, siéntate con cien mil de a caballo.

Callad, para que el silencio se quede más clarito, como si estuviese en su misma fuente.

Callad para que se asiente el barrillo de las últimas conversaciones. (Tambor.)

Yo y mi compañía venimos del teatro de los burgueses, del teatro de los condeses y de los marqueses, un teatro de oro y cristales, donde los hombres van a dormirse y las señoras... a dormirse también.

Yo y mi compañía estábamos encerrados. No os podéis imaginar qué pena teníamos. Pero un día vi por el agujerito de la puerta una estrella que temblaba como una fresca violeta de luz. Abrí mi ojo todo lo que pude (me lo quería cerrar el dedo del viento) y bajo la estrella, un ancho río sonreía surcado por lentas barcas.

Entonces yo avisé a mis amigos, y huimos por esos campos en busca de la gente sencilla, para mostrarles las cosas, las cosillas y las cositillas del mundo; bajo la luna verde de las montañas, bajo la luna rosa de las playas. Ahora que sale la luna y las luciérnagas huyen lentamente a sus cuevecitas, va a dar comienzo la gran función titulada Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita...

Preparaos a sufrir el genio del puñeterillo Cristóbal y a llorar las ternezas de la señá Rosita que, a más de mujer, es una avefría sobre la charca, una delicada pajarita de las nieves.

¡A empezar! (Hace mutis, pero vuelve corriendo.) Y ahora... ¡viento!: abanica tanto rostro asombrado, llévate los suspiros por encima de aquella sierra y limpia las lágrimas nuevas en los ojos de las niñas sin novio.

(Música)
Cuatro hojillas tenía
mi arbolillo
y el aire las movía.


Cuadro primero

Sala baja en casa de doña Rosita. Al fondo, una gran reja y puerta. Por la reja se ve un bosquecillo de naranjos. Rosita está vestida de rosa y lleva un traje de polisón, lleno de bandas y puntillas. Al levantar el telón está sentada bordando en un gran bastidor.


ESCENA PRIMERA


ROSITA. (Contando las puntadas.) Una, dos, tres, cuatro... (Se pincha.) ¡Ay! (Llevándose el dedo a la boca.) Cuatro veces me he pinchado ya en esta "e" última del A mi adorado padre. En verdad que el cañamazo es una labor difícil. Uno, dos.. (Suelta la aguja.) ¡Ay, qué ganitas tengo de casarme! Me pondré una flor amarilla sobre el cucuné, y un velo que arrastrará por toda la calle. (Se levanta.) Y cuando la niña del barbero se asome a su ventana, yo le diré: Voy a casarme, pero antes que tú, mucho antes que tú, y con pulseras y todo (Silbido fuera.) Ajajay, mi niño! (Corre a la reja.)

EL PADRE. (Fuera.) ¡Rositaaaaaaa!

ROSITA (Asustándose.)¡Quéeeeeee! (Silbido más fuerte. Corre y se sienta ante el bastidor y tira besos a la reja.)

PADRE (Entrando.) Quería saber si bordabas... ¡Borda, hijita mía, borda, que con eso comemos! ¡Ay, qué mal estamos de dinero! ¡De los cinco talegos que heredamos de tu tío el Arcipreste, no queda ni tanto así!

ROSITA ¡Ay, qué barbas tenía mi tío el Arcipreste! ¡Qué precioso era! (Silbido fuera.) ¡Y qué bien silbaba! ¡Qué bien!

PADRE Pero, hija, ¿qué estás diciendo? ¿Te has vuelto loca?

ROSITA (Nerviosa.) No, no... Me he equivocado...

PADRE ¡Ay, Rosita, qué entrampados estamos! ¡Qué va a ser de nosotros! (Saca el pañuelo y llora.)

ROSITA (Llorando.) Pues... sí... tú... yo...

PADRE Si al menos quisieras casarte, otro gallo nos cantaría; pero me parece a mí que por ahora..

ROSITA Si yo lo estoy deseando.

PADRE ¿Sí?

ROSITA ¿Pero no te habías dado cuenta? ¡Qué poco perspicaces sois los hombres!

PADRE ¡Pues me viene de perilla, de perilla!

ROSITA Si yo por peinarme a la arremangué y darme arrebol en la cara...

PADRE De manera, ¿que estás conforme?

ROSITA (Con guasa un poco monjil.) Sí, padre.

PADRE Y, ¿no te arrepentirás?

ROSITA No, padre.

PADRE ¿Y me harás caso siempre?

ROSITA Sí, padre.

PADRE Pues esto era lo que yo quería saber. (Haciendo mutis.) Me he salvado de la ruina. ¡Me he salvado! (Se va.)


ESCENA II


ROSITA ¿Qué significará esto de "Me he salvado de la ruina. Me he salvado"?... Porque mi novio Cocoliche tiene menos dinero que nosotros. ¡Mucho menos! Heredó de su abuela tres duros y una caja de membrillo, ¡y... nada más! ¡Ay! Pero lo quiero, lo quiero, lo quiero y lo requetequiero. (Esto dicho con gran rapidez.) El dinerillo, para las gentes del mundo; yo me quedo con el amor. (Corre y agita un largo pañuelo rosa por la reja.)
(Se sienten campanillas, y por la gran reja del fondo cruza una carroza tirada por caballitos de cartón con penachos de plumas, y se detiene.)

CRISTOBITA. (Desde la carroza.) Efectivamente es la niña más guapa del pueblo.

ROSITA. (Haciendo una reverencia con las faldas.) Muchas gracias.

CRISTOBITA. Me quedo con ella definitivamente. Medirá un metro de alzada. La mujer no debe medir ni más ni menos Pero, ¡qué talle y qué garbo! Casi, casi, me ha engatusado. ¡Arre, cochero!

ROSITA. (Haciendo burla.) ¡Ya está! Me quedo con ella. ¡Qué caballero más feo y más mal educado!... Será un chiflado de esos que vienen del extranjero. (Por la reja cae un collar de perlas.) ¡Ay! ¿Qué es esto? ¡Dios mío, qué collar de perlas tan precioso! (Se lo cuelga y se mira en un espejito de mano.) Genoveva de Brabante tendría uno así cuando se ponía en la torre de su castillo a esperar a su esposo. ¡Y qué bien me sienta!... Pero, ¿de quién será?

PADRE. (Entrando) ¡Hija mía, felicidad completa! ¡Acabo de concertar tu boda!

ROSITA. ¡Cuánto te lo agradezco, y Cocoliche cuánto te lo agradecerá! Ahora mismo...

PADRE.¡ Qué Cocoliche ni qué niño muerto! ¿Qué estás diciendo? Yo he dado tu mano a don Cristobita el de la porra, que acaba de pasar en su carroza por ahí.

ROSITA. Pues no quiero, no quiero, ¡ea! Y lo que es mi mano, de ninguna manera me la quitas. Yo tenía mi novio... ¡Y tiró el collar!

PADRE. Pues no hay más remedio. Ese hombre tiene mucho oro y a mí me conviene, porque si no, mañana tendríamos que pedir limosna.

ROSITA. Pues pedimos.

PADRE. Aquí mando yo, que soy el padre. Lo dicho, dicho, y cartuchera en el cañón. No hay que hablar más.

ROSITA. Es que yo...

PADRE ¡Silencio !

ROSITA. Pues a mí...

PADRE. ¡Chitón! (Se va.)

ROSITA. ¡Ay, ay! ¡Digo!, dispone de mí y de mi mano, y no tengo más remedio que aguantarme porque lo manda la ley. (Llora.) También la ley podía haberse estado en su casa. Si al menos pudiera vender mi alma al diablo! (Gritando.) ¡Diablo, sal, diablo, sal! Que yo no quiero casarme con Cristobita.

PADRE. (Entrando.) Qué voces son ésas? ¡A bordar y a callar! ¡Qué tiempos estos! ¿Van a mandar los hijos en los padres? Tú harás caso de todo, como hice yo caso de mi papá cuando me casó con tu mamá, que, dicho sea entre paréntesis, tenía una cara de luna, que ya, ya...

ROSITA. Está bien. ¡Me callaré!

PADRE. (Haciendo mutis.) ¡Habráse visto!

ROSITA. Está bien. Entre el cura y el padre estamos las muchachas completamente fastidiadas. (Se sienta a bordar.) Todas las tardes, tres, cuatro, nos dice el párroco: ¡que vais a ir al infierno!, ¡que vais a morir achicharradas!, ¡peor que los perros!...; ¡pero yo digo que los perros se casan con quien quieren y lo pasan muy bien! ¡Cómo me gustaría ser perro! Porque si le hago caso a mi padre, cuatro, cinco, entro en un infierno, y si no, por no hacerle caso, luego voy al otro, al de arriba... También los curas podrían callarse y no hablar tanto..., porque... (Se limpia las lágrimas.) Si yo no me caso con Cocoliche, va a tener la culpa el cura. sí, el señor cura... al que, después de todo, no le importa nada esto. ¡Ay, ay, ay, ay...!

Texto representado por Efrén, Juani y Juanma de Taller de Teatro de 2º de ESO

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